A principios del siglo XIX los cuidados paliativos empezaron a ser importantes en el tratamiento y acompañamiento en la fase final de las personas con enfermedades terminales. Alrededor de los años 50 se reflexiona y potencia los cuidados paliativos hasta en los tiempos actuales, que constituye una especialidad médica e interdisciplinaria (Metzger, 2001). La atención a la persona en fase final de la vida no sólo tiene en cuenta la atención del dolor a través de terapias antiálgicas, sino que requiere acompañar y entender todo el proceso de forma global. Por ello, la responsabilidad no sólo recae en el médico, sino que éste coopera con otros profesionales como enfermeras, trabajador social entre otros para garantizar que haya un tratamiento integral. El aumento de esperanza de vida en la población, hace que el proceso de envejecimiento, sea largo y en algunos casos acompañados de pluripatologías, que han sido adquiridas a lo largo de la vida de la persona, y otros que son